A estas alturas seguro que te suena que el metabolismo energético juega un papel decisivo sobre la gestión del peso y el rendimiento deportivo. Aquellas personas que deseen disminuir su peso a largo plazo o mejorar su rendimiento deberán comprender los básicos del metabolismo y la provisión de energía.
El cuerpo humano obtiene su energía de los alimentos de origen vegetal y animal. Los proveedores de energía de la alimentación se denominan macronutrientes: carbohidratos, grasas y proteínas. La energía que se obtiene de dichos macronutrientes sirve para la manutención de las funciones corporales básicas: latido cardíaco, respiración, digestión, actividad cerebral, mantenimiento de la temperatura corporal y otras actividades corporales.
Las cantidades energéticas obtenidas de los nutrientes y consumidas por el cuerpo se indican en kilocalorías (kcal) o kilojoules (kj): 1 kcal es igual a 4,18 kj. Las kilocalorías suministradas se convierten en combustible para la actividad corporal. Una vez descompuesta y dividida, la energía es apta para el uso por parte del cuerpo. Así se posibilita el movimiento muscular.
Las grasas brindan el doble de energía que los carbohidratos. Los hidratos de carbono se emplean sobre todo cuando se afrontan cargas intensivas. Para conseguir energía de las grasas, el cuerpo necesita oxígeno. Por ello, la contribución energética aumenta al verse reducida la intensidad; es decir, cuando no te quedas «sin aliento».
Reservas lipídicas: el mayor almacén energético del cuerpo
Las calorías no quemadas provenientes de los carbohidratos y las grasas se almacenan en distintas reservas de energía, como depósitos de grasa. Así no es necesario estar continuamente suministrando energía. Sirven como reservas para el cuerpo. Las proteínas suponen una forma especial. Éstas se almacenan en muy poca cantidad en los músculos y son perceptibles sólo en caso de ingesta insuficiente. No son fuentes de energía primarias, sino que tienen una función constructiva (p.ej. de las células musculares y los tejidos óseos). Las proteínas se convierten en fuentes de energía sólo en casos extremos, cuando existe una deficiencia de los nutrientes mencionados anteriormente.
El sobrepeso surge cuando se mantiene un balance energético positivo de forma prolongada
Quien quiera reducir su peso tiene que prestar atención durante un periodo determinado de tiempo a quemar más calorías que las que se consumen. Sólo mediante este balance energético negativo se podrá combatir el sobrepeso. Debido a que las necesidades energéticas del cuerpo surgen del metabolismo basal y el nivel de actividad física, el balance calórico puede verse influido tanto por la ingesta nutricional como por la actividad deportiva. Si prestas atención a tu alimentación y realizas actividad física, pronto notarás como los kilos de más se derriten.
La nutrición y el suministro energético asociado a ella es un tema importante en el deporte. No importa el objetivo de entrenamiento que tengas: siempre deberás mantener vigilada la alimentación. Al fin y al cabo, ¡somos lo que comemos!
