Cada vez hay más personas que sufren insomnio, y también sobrepeso. Tener sobrepeso y dormir poco, en lugar de dormir bien y mantener el peso a raya, es una realidad que afecta a casi una de cada cuatro personas. En este artículo queremos repasar la relación existente entre la falta de sueño y el sobrepeso. Además te daremos pautas para que puedas recuperar la higiene del sueño.
Nunca antes el conjunto de la población había tenido mayor sobrepeso que en el siglo XXI.
Este es un importante punto de partida para abordar este tema. Y las pruebas de ello tienen un gran peso. La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que actualmente cerca de dos mil millones de personas sufren sobrepeso. Un tercio de ellas llegan incluso a la obesidad. Hace apenas 40 años eran menos de la mitad las personas con un peso superior al recomendado.
¿Cómo hemos llegado a esta explosión de peso pandémica? La conclusión de los expertos pasa por una población en constante crecimiento que consume hoy más calorías de las que quema. Uno de los motivos para ello es que nunca antes había sido tan sencillo conseguir calorías. Los alimentos con gran densidad energética (alto contenido de sal, azúcar y grasa) nunca habían sido tan baratos como ahora, además de tan fáciles de conseguir.
Desequilibrio entre vida y trabajo
Junto con un aumento en la actividad de oficina, en la que la actividad física disminuye, se dibuja un desarrollo en el que el resultado no debería sorprender a nadie. Sin embargo, hace tiempo que el peligro no sólo reside en la sobre alimentación y la falta de actividad física. Cada vez está cobrando mayor relevancia la relación entre el peso y la falta de sueño.
En la era de la ubicuidad comunicativa del ser humano, en la que estamos disponibles para todo, para todos y en cualquier momento, ni se nos pasa por la cabeza dejar fuera de la habitación el smartphone, el portátil o la tablet. El resultado es que el trabajo y el día en sí son cada vez más largos, debido al intercambio de emails de última hora o los chats nocturnos por Facebook. E incluso si los límites de nuestra accesibilidad han pasado a ser caprichosos y esquematizados, los jefes aún tienen una idea muy clara de cuándo estaremos en nuestro puesto de trabajo por la mañana.
El sueño es cada vez más algo marginal, y esto hace que la falta de sueño se esté convirtiendo en una preocupación importante para nuestra salud. Se sospecha que la falta de sueño puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes o Alzheimer.
5 motivos que explican por qué la falta de sueño engorda
Según los resultados de distintos estudios científicos, la falta de sueño puede llevar a corto o largo plazo a un aumento del peso. El hecho de que se gane peso cuando no se duerme lo suficiente, está directamente relacionado con las siguientes causas:
1) Menos sueño = más tiempo para comer
Es bastante claro y no hace falta explicar demasiado. Cuanto más tiempo pasamos despiertos, más propensos somos a caer en tentaciones como helado, pastel, pizza, chocolate… Por lo tanto, para quienes se van pronto a la cama, esas calorías adicionales llegarán demasiado tarde.
2) Hormonas «buenas», hormonas «malas»
Hay dos hormonas en nuestro cuerpo que tienen una influencia esencial sobre la sensación de hambre y las ganas de comer: la leptinas es una «supresora del apetito» y la grelina es su contraria. La leptina se forma básicamente en nuestras células adiposas e informan a nuestro cerebro sobre cuándo nuestro cuerpo cuenta con la energía suficiente. A partir de ahí, llega a nuestro cuerpo este mensaje de que puede dejar de alimentarse. La falta de sueño conduce por un lado a un nivel bajo de leptina y por otro lado lleva a una producción aumentada de grelina, generando así mayor apetito y hambre.
3) Ganas irresistibles de comida rápida
Según la opinión de muchos expertos, la falta de sueño aumenta además las ganas de ingerir alimentos de alto contenido energético, como pueden ser los productos de la comida rápida. Todos sabemos que las hamburguesas, patatas fritas y Cía. están riquísimas, pero que tienen una gran cantidad de calorías, además de no saciar durante mucho tiempo. Y esto por no hablar del colesterol y demás,
4) Falta de sueño y «frío interior»
Las personas que no duermen lo suficiente corren el riesgo de que su temperatura corporal baje más de lo que debiera. Esto puede hacer que el cuerpo se vea obligado a aprovechar las reservas de energía, cuyo uso regula la temperatura del cuerpo, pero al mismo tiempo conduce a un aumento de la fatiga. Por ello dichas personas no suelen tener ganas de hacer uso de elípticas, cintas de correr… que se ocupan de un balance calórico positivo.
5) Cansancio como «aniquilador de la motivación»
En cualquier caso no necesitas unos amplios conocimientos sobre termorregulación del cuerpo humano para entender que la falta de sueño y la fatiga desmotivan. Es una pena que los problemas de peso no puedan solucionarse en el sofá, la cama o la tumbona.
Una cuestión de higiene
Y ¿cómo puedes aplicar toda esta información sobre falta de sueño y aumento de peso en tu vida real? Pues intentando adoptar una mejor higiene del sueño. Esto supone:
- Ir a la cama a una hora regular
- Evitar el consumo de café, alcohol, tabaco y otros estimulantes antes de ir a la cama
- Prohibir la entrada a la habitación a TV, tablet, portátiles y Cía.
- Respetar tu «despertador» interno
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