Existen muchos mitos en torno a la sauna después del deporte. Algunas personas dicen que gracias a su uso, el cuerpo se regenera antes. Otras opinan que la sauna simplemente elimina agua y minerales del cuerpo, dificultando así la regeneración. Incluso hay personas que creen que al sudar con el calor, se pierde peso. En este artículo queremos arrojar algo de luz sobre este tema.
Hay que admitir uno de los mitos: al sudar en este tipo de cubículos se pierde peso. Sin embargo, no se quema ninguna grasa. ¡Si eso funcionara, la pérdida de peso sería realmente fácil! Al emplear la sauna, se pierden agua y minerales, que después deberás recuperar después con alguna bebida isotónica. Si tomamos esto en consideración, el segundo mito queda igualmente refutado: la sauna no inhibe la regeneración. ¡Al contrario!
Se podría decir que este tratamiento es una especie de purificación para tu cuerpo. Es algo que siempre sienta muy bien, ya que también ayuda a asimilar mejor el oxígeno. Además, las altas temperaturas también harán que tus músculos se relajen. El calor y el sudor en la sauna estimulan la circulación y el cuerpo tendrá un suministro potenciado de los nutrientes más importantes. En pocas palabras, es como un turbo de regeneración reconfortante.
Lo importante es en cualquier caso que no la uses directamente después de practicar deporte. Se debe esperar unos 15-30 minutos, para que la circulación sanguínea vuelva a su ser, después del entrenamiento. Podrás aprovechar ese tiempo perfectamente para realizar un enfriamiento, es decir, ligeros ejercicios de estiramiento y relajación.
Un uso regular de la sauna no sólo viene bien para la regeneración del cuerpo, sino que además fortalece tu sistema inmunitario. Mediante el cambio entre el vapor caliente y un baño frío, se activará el sistema cardiovascular. Esto también estimulará la circulación sanguínea y el metabolismo. Además los metabolitos como el lactato se eliminarán con mayor rapidez.
Gracias a esta mejor circulación, incluso se podrán curar pequeñas lesiones de forma más rápida. Y por último, también cuenta con un efecto psicológico. Disfrutar de la sauna en un día frío y lluvioso te sacará el mal humor que nos suele provocar este tipo de días. El ambiente relajado y la fase de enfriamiento te ayudarán a desconectar mentalmente.
Prueba a usarla después de un entrenamiento y podrás comprobar lo agradable que resulta. Obtendrás una mejor sensación corporal y te sentirás mejor. Naturalmente, una visita a la sauna también es recomendable para evitar agujetas.
Sauna: sí, pero bien
Independientemente de si acabas de practicar deporte o no, existen un par de reglas básicas que se deben tener en cuenta:
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Antes de acceder a ella, hay que darse una ducha caliente, para que el cuerpo se vaya preparando a las temperaturas calientes y, sobre todo después del entrenamiento, por motivos de higiene. -
Es importante secarse bien después de la ducha. Esto hará que el cuerpo empiece a sudar antes cuando accedas a la sauna.
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Al usar la sauna, por motivos higiénicos y por comodidad, no pueden faltar unas chancletas, una toalla grande de sauna (en la sauna está prohibido sudar en el asiento) y un albornoz.
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Quienes se adentran en el mundo de la sauna, deben sentarse en los bancos inferiores de la sauna, ya que ahí las temperaturas son algo más bajas. Poco a poco se pueden ir probando asientos cada vez más alto, en las zonas más calientes.
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Si estás empezando, se recomienda estar menos tiempo, e ir aumentando el mismo con cada uso.
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Entre los accesos individuales a la sauna en una misma sesión, se deben intercalar fases de descanso, para que la circulación vuelva a la normalidad.
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Asimismo se recomienda darse una ducha fría después de la sauna, para que el cuerpo recupere su temperatura habitual.
